¡Madre mía! Que maravillosa sensación el degustar un bellota hecho en Guijuelo y de la marca Simón Martín, supéralo.
Esos atardeceres en la costa mediterránea con una cerveza fresca y un oloroso jamón de bellota de Simón Martin, ésa fue la experiencia “brutal” que muy gustosamente disfrute hace unas tardes. De todos es sabido la calidad de los jamones que se producen en Guijuelo, ciudad salmantina que está en todas las quinielas como la capital del jamón ibérico.
Al aceptar la invitación de unos amigos para “incarle el diente” a un jamón ibérico y de bellota, tenía todas las posibilidades de disfrutar de unos de los mejores manjares gastronómicos de todo el mundo, el pata negra de bellota. En este caso la marca en cuestión, Simón Martin Guijuelo, desde 1907 trabajando estos productos se me antojaba muy difícil que nos defraudase, y no defraudó todo lo contrario, como escribí anteriormente la experiencia fue insuperable.
A ese olor tan peculiar que desprenden estos perniles hechos en Guijuelo, debemos añadirles el “saber hacer” de esta clásica empresa de ibéricos, el fruto es una explosión de sabores y aromas en la boca que te obliga a fotografiar esta marca de chacinas ibéricas y guardarla en tu personal vademécum de jamones.
Curación en su punto, infiltrado perfecto de grasas, olor y aromas que despiertan los sentidos, salado en su justa medida, sabor que no te deja parar de comer y la agradable sensación de estar comiéndote un jamón muy especial, es lo que nos encontraremos en el momento de la degustación de un jamón de bellota de Simón Martin.
Historia de Simón Martín Guijuelo S.L
“Simón Martín Mateos fundó en 1907 una fábrica de embutidos ibéricos en Guijuelo a la que dio su nombre y que fue el germen de la que se conoce hoy. Patriarca de una saga de chacineros ilustres y descendiente de habilidosos manufactureros de la matanza, Simón Martín Mateos decidió comercializar el producto que le habían enseñado a elaborar sus antepasados y creó, sin saberlo, una línea de negocio que hoy se extiende a diversos países del mundo.
Su hijo, Iluminado Martín Martín, incorporó nuevas instalaciones al legado que había heredado de su padre y acabó de configurar la empresa como tal. La fábrica ha ido pasando, generación tras generación, a las manos del hijo de Iluminado, Simón Martín Nieto, y luego a las del primogénito de éste último, Simón Martín Bernardo. La factoría actual, inaugurada en enero de 1904, conserva el espíritu tradicional de la que creó el fundador, en la que se sacrificaban unos 10 o 15 cerdos cada día, frente a los 6.000 que se sacrifican hoy, y conjuga ese carácter ancestral con la tecnología más moderna, que permite una producción eficaz y aséptica.
Ibéricos Simón Martín es miembro fundador de la denominación de Origen Jamón de Guijuelo, un sello que certifica y garantiza la calidad de los productos que lo merecen. Gracias a casi un siglo de experiencia en la producción chacinera, la familia Martín ha conseguido elaborar su producto estrella, el jamón ibérico de bellota Gran Reserva, que exige un proceso mínimo de curación de 30 meses, y también el lomo ibérico de bellota gran reserva, aderezado con productos naturales y de la tierra (pimentón de la vera de Cáceres, ajo de Aceuchal, sal marina y ajo) y carente de aditivos químicos, lo que le confiere un sabroso carácter natural.”
El jamón de Bellota de Simón Martín es uno de esos jamones que se pasean por nuestra península y por el mundo haciendo cada vez más grande la leyenda del “pata negra”. Con toda confianza, podemos hablar de que esta empresa
salmantina sita en Guijuelo, es un perfecto ejemplo de lo que se produce en esta población, que no es otra cosa que una de las maravillas de la gastronomía mundial, por no decir la joya más preciada, el jamón ibérico.
Que puedo decir de este pernil de Simón Martín y de uña oscura, si tuviese que elegir una palabra, maravilloso, sería la que elegiría.
Jamón de bellota de Simón Martin, si por favor, dos platos o mejor dicho tres.
Por Jesús Sancho